Tener fe no es sencillo. Va más allá de lo que vemos o
sentimos.
Cuando nos refugiamos en el lugar correcto, la fe aumenta y
la esperanza se hace viva.
Pasando el desierto viene algo mejor, algo maravilloso, algo
inimaginable.
El tiempo parece ser nuestro enemigo, juega a ser lento en
la espera.
Mis ojos puestos en ti, Jesús, pues eres mi fortaleza.