La vida es muy corta para desperdiciar el tiempo

10/6/16

La oración ministerial

Nadie nos tiene que enseñar a pedir. De hecho cuando niños, nuestros padres no retaban pedinches (pedigüeño); somos maniáticos del autoservicio de nacimiento. Si dividimos nuestras oraciones en dos secciones: “Para mí” y “ para los demás”, el desbalance sería notorio.
La lección a aprender en esta porción de Reyes, es una fórmula de apariencia contradictoria: los que más piden para otros, más obtienen para ellos. A Dios le complació que la búsqueda inicial de Salomón, no resultó ser una sesión de pedidos personales. No fue una oración autocentrada sino descentralizada. Suplicó gracia para atender a los asuntos del pueblo de Dios a su cargo, y Él lo colmó con una bonificación repleta de bendición inesperada.
A esto se le llama la oración intercesora. Asegúrate hoy, mañana y siempre, que una buena rebanada de tus oraciones sea por los demás; especialmente por aquellos bajo tu cargo, cuyo cuidado es surtido por el flujo de la gracia de Dios a través tuyo: como en el caso de Salomón para con el Pueblo. 

Da, pues, a tu siervo un corazón con entendimiento para juzgar a tu pueblo y para discernir entre el bien y el mal. Pues ¿quién será capaz de juzgar a este pueblo tuyo tan grande? 10 Y fue del agrado a los ojos del Señor que Salomón pidiera esto. 11 Y Dios le dijo: Porque has pedido esto y no has pedido para ti larga vida, ni has pedido para ti riquezas, ni has pedido la vida de tus enemigos, sino que has pedido para ti inteligencia para administrar justicia, 12 he aquí, he hecho conforme a tus palabras. He aquí, te he dado un corazón sabio y entendido, de modo que no ha habido ninguno como tú antes de ti, ni se levantará ninguno como tú después de ti. 13 También te he dado lo que no has pedido, tanto riquezas como gloria, de modo que no habrá entre los reyes ninguno como tú en todos tus días. 14 Y si andas en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos como tu padre David anduvo, entonces prolongaré tus días.


1 Re. 3:9-14

Tomado de YouVersion (YouVersion.com)

31/5/16

Siete claves para poder escuchar la voz de Dios

¿Cómo podemos saber cuándo estamos oyendo la voz de Dios? La Biblia nos da 7 claves básicas o filtros por los cuales cada indicación debe ser juzgada. Estamos listos para examinar cuidadosamente los pensamientos e intenciones de nuestro corazón, –y las palabras de personas consagradas quienes tal vez nos hayan influenciado con sus palabras y acciones–, por medio de estás siete claves:
Las Escrituras: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra” (II Timoteo 3:16-17).
El Espíritu Santo hablando a nuestro corazón: “Por tanto, este es el pacto que después de aquellos días estableceré con la casa de Israel, dice el Señor: Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya nadie enseñará a su prójimo, ni nadie enseñará a su hermano ni le dirá: ‘¡Conoce al Señor!” (Hebreos 8:10-11).
El profético (palabra de conocimiento, sabiduría y profecía profesional): “No apaguen el Espíritu, no desprecien las profecías, sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:19-21).
Consejo santo: “Sin dirección, la nación fracasa; el éxito depende de los muchos consejeros” (Proverbios 11:14).
Confirmación: “Pero si no, lleva contigo a uno o dos más, para que ‘todo asunto se haga constar por el testimonio de dos o tres testigos’.*” (Mateo 18:16).
La paz de Dios: “Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos” (Colosenses 3:15).
Circunstancias/Tiempo: “Después de esto, Pablo se marchó de Atenas y se fue a Corinto. Allí se encontró con un judío llamado Aquila, natural del Ponto, y con su esposa Priscila. Hacía poco habían llegado de Italia, porque Claudio había mandado que todos los judíos fueran expulsados de Roma. Pablo fue a verlos y, como hacía tiendas de campaña al igual que ellos, se quedó para que trabajaran juntos” (Hechos 18:1-3 – esta relación entre Pablo, Aquila y Priscila – que resultó de circunstancias – se convirtió en una de las más importantes estrategias de socios que hay en el libro de Hechos).
Muchas veces el Señor confirmará su dirección a nosotros por medio de tres, cuatro o más de estás claves – especialmente cuando estamos en el proceso de tomar una decisión importante, que cambie vidas.

12/2/16

Tener fe no es sencillo. Va más allá de lo que vemos o sentimos.
Cuando nos refugiamos en el lugar correcto, la fe aumenta y la esperanza se hace viva.
Pasando el desierto viene algo mejor, algo maravilloso, algo inimaginable.
El tiempo parece ser nuestro enemigo, juega a ser lento en la espera.

Mis ojos puestos en ti, Jesús, pues eres mi fortaleza.