La vida es muy corta para desperdiciar el tiempo

25/11/10

Hay que buscarle mientras pueda ser hallado

Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano.  Que abandone el malvado su camino,   y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia. Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos —afirma el Señor—. Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra! Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven allá sin regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar para que dé semilla al que siembra y pan al que come, así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos. Ustedes saldrán con alegría y serán guiados en paz. A su paso, las montañas y las colinas  prorrumpirán en gritos de júbilo y aplaudirán todos los árboles del bosque. En vez de zarzas, crecerán cipreses; mirtos, en lugar de ortigas.  Esto le dará renombre al Señor; será una señal que durará para siempre.»

24/11/10

El Verbo hecho carne

"En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.  La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.  En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.  A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;  los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.  Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer."

23/11/10

El pecado siempre crece

Cuando todavía era joven y manejable, un árbol que teníamos en nuestro patio nos daba buena sombra. Pero entonces sus ramas empezaron a expandirse. Al poco tiempo impedía que entrara la luz  del sol. La hierba que crecía a su alrededor comenzó a debilitarse y el huerto no producía mucho. Cuando me di cuenta de que teníamos que tumbar el árbol, tenía en mis manos un trabajo que acababa con la espalda. Me hubiera gustado lidiar  con el problema cuando todavía era pequeño y no después que hubo crecido.
Lo mismo sucede con el pecado. Al principio parece inofensivo, incluso bueno. Pero al igual que un árbol frondoso cuando madura el pecado impide la luz. El pecado puede empezar con una apariencia manejable y segura, hasta que se nos va de las manos.
Mira el pecado como lo que es. Una amenaza que se extiende y que siempre termina en la muerte (Santiago 1:15). Lidia con ese “pecadito” que tienes ahora mismo, no esperes hasta que crezca.

22/11/10

SEÑOR HAZME COMO UN TELEVISOR

Un niño meditando en su oración, concluyo: “Señor esta noche te pido algo especial… Convertirme en un televisor, quisiera ocupar su lugar. Quisiera vivir lo que vive la tele de mi casa. Es decir, tener un cuarto especial para mi y reunir a todos los miembros de mi familia a mi alrededor.

Ser tomado en serio cuando hablo. Convertirme en el centro de atención al que todos quieran escuchar sin interrumpir ni cuestionarle. Quisiera sentir el cuidado especial que recibe la tele cuando algo no funciona...

Y tener la compañía de mi Papá cuando llega a casa, aunque este cansado del trabajo. Y que mi Mamá me busque cuando este sola y aburrida, en lugar de ignorarme. Y que mis hermanos se peleen por estar conmigo...

Y que pueda divertirlos a todos, aunque a veces no les diga nada. Quisiera vivir la sensación de que lo dejen todo por pasar unos momentos a mi lado.

Señor no te pido mucho. Sólo vivir lo que vive cualquier televisor... 

16/11/10

Cuando la vida te ponga de rodillas estas en buena posición para orar

A veces no se necesita mucho tiempo para que nos sintamos abatidos ¿verdad? Un comentario poco amable de un amigo, malas noticias del mecánico, un revés económico o un hijo que se porta mal pueden poner una nube de tristeza sobre todo, incluso en el día mas soleado. Sabes que deberías estar feliz, pero todo parece estar en tu contra, lo cual hace que las tareas simples se conviertan en una lucha. El Rey David debe haberse estado sintiendo de esa forma cuando escribió el Salmo 6. Se sentía débil (versículo 2), angustiado (v.3), abandonado (v.4) cansado (v.6) y muy apenado (v.7). Pero sabía qué hacer cuando estaba abatido. Miraba hacia arriba y confiaba en que Dios cuidaría de él y le ayudaría a pasar por todo aquello. Cuando miramos hacia arriba y nos centramos en Dios, algo bueno sucede. Quitamos la mirada de nosotros y apreciamos a Dios de una nueva manera.
La próxima vez que estés abatido, trata de mirar hacia arriba, hacia Dios. Él es soberano (Salmo 47:8); te ama (1 Juan 4:9-10): te considera especial (Mateo 6:26); tus pruebas tienen un propósito (Santiago 1:2-4).
Sí, la vida puede parecer insoportable a veces. Pero no dejes que eso te abata. Medita en la bondad de Dios, conversa con Él, y se consiente de que Él te escucha (Salmo 6:9). Eso te dará fuerzas para levantarte cuando estés abatido.
Dave Branon

10/11/10

EL Naúfrago

El único sobreviviente de un naufragio llegó a la playa de una diminuta y deshabitada isla. Pidió fervientemente a Dios ser rescatado, y cada día escudriñaba el horizonte buscando ayuda, pero no parecía llegar.
Cansado, finalmente optó por construirse una cabaña de madera para protegerse y almacenar sus pocas pertenencias. Entonces, un día, tras merodear por la isla en busca de alimento, regresó a su casa sólo para encontrar su cabañita envuelta en llamas, con el humo ascendiendo hasta el cielo. Lo peor había ocurrido: lo había perdido todo. Quedó anonadado de tristeza y rabia: «Dios mío, ¿Cómo pudiste hacerme esto?» se lamentó.
Sin embargo, al día siguiente fue despertado por el ruido de un barco que se acercaba a la isla. Habían venido a rescatarlo.
— ¿Cómo supieron que estaba aquí? – preguntó a sus salvadores.
— Vimos su señal de humo – contestaron ellos.
La próxima vez que tu cabaña se vuelva humo, recuerda que puede ser la señal de que la ayuda y gracia de Dios viene en camino.

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien

Papi ¿cuanto ganas?

-Papi, ¿cuánto ganas por hora? 
Con voz tímida y ojos de admiración, un pequeño recibía así a su padre al término del trabajo. El padre dirigió un gesto severo al niño y repuso:
- Mira hijo, esos informes ni tu madre los conoce. No me molestes que estoy cansado.
- Pero papi, -insistía- dime por favor ¿cuánto ganas por hora?
La reacción del padre fue menos severa. Sólo contestó:
- 15Bs. por hora.
- Papi, ¿me podrías prestar 10 Bs? - preguntó el pequeño.
El padre montó en cólera y tratando con brusquedad al niño le dijo:
-  Así que, esa era la razón de saber lo que gano. Vete a dormir y no me molestes, muchacho aprovechado.
Había caído la noche. El padre había meditado sobre lo sucedido y se sentía culpable. Tal vez su hijo quería comprar algo. En fin, descargando su conciencia dolida, se asomó al cuarto  de su hijo. Con voz baja le preguntó al pequeño:
- ¿Duermes hijo?
- Dime, papi - respondió entre sueños.
- Perdóname por haberte tratado con tan poca paciencia; aquí tienes el dinero que me pediste, - respondió el padre.
- Gracias papi - contestó el pequeño y metiendo sus manitas debajo de la almohada, sacó unas monedas.
- Ahora ya completé. Tengo 15Bs. ¿Me podrías vender una hora de tu tiempo?preguntó el niño...

2/11/10

Preocupaciones de servir a Dios

A veces cuando no conocemos a Dios, sino que hemos conocido de Él, nos preocupamos por cómo será servirlo, o en otras palabras ser “evangélico”. Empezamos a sentir muchos temores por lo que debemos dejar de hacer, sin entender bien lo que esto implica y las bendiciones de las que nos estamos perdiendo. Cuando Dios nos hizo nos dio todas las cosas y nos dio el libre albedrío. Así como todo buen padre, el nos enseña lo que nos conviene hacer, pero la decisión final es de cada uno de nosotros. Dios no nos obliga a NADA. Cuando diseñó los 10 mandamientos no fue porque el quiso prohibirnos cosas sin sentido, lo que quería era prevenirnos de las consecuencias que acarrean estas cosas. A través de la palabra de Dios podemos conocerle.

“Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen”  (1 Corintios 6:12)